Sin temor a equivocarnos, podemos asegurar con contundencia que, al menos, el 4% de los ciudadanos de este pequeño país no ve nunca IB3. Es materialmente imposible que un espectador de la cadena del partido no vea a su presidente un mínimo de varias veces al día. Ya sé que este no era el dato que buscaban los elaboradores de la encuesta pero es el único que puede sorprenderme porque parece imposible que exista un conciudadano nuestro que, aunque sea sin querer y solo de pasada, no sufra la omnipresencia del dios-boticario en su televisión.
Porque ya me dirán ustedes si les sorprende saber que a los líderes solo les quieren en su partido y que, a algunos, ni eso, solo los toleran. Tampoco no extraña comprobar que Barceló y Font son los más aceptados en sus formaciones; uno, porque ha sido revalidado por una militancia muy fiel, que se mantiene inalterable aunque no tenga perspectivas de poder; otro, porque el PI está hecho a su imagen y semejanza.
Sabiendo del acojono general y de muchas tragedias particulares que tenemos como punto de partida, nos felicitamos de que muchos se sientan ‘mejor’. Ahora solo nos falta que estos _y más, a ser posible_ se encuentren ‘bien’, aunque no sea ‘tan bien’ como antes. Significaría que, además de tener trabajo, recuperan parte de la dignidad robada.